Ansiedad y Depresión vistas desde los principios Sistémicos

Aunque las constelaciones familiares se enfocan tradicionalmente en la dinámica familiar, su aplicación se extiende a muchos otros campos como las organizaciones, la salud y las relaciones de pareja. En esta entrada, exploraremos cómo esta metodología puede ser utilizada en distintos contextos, ofreciendo ejemplos prácticos y casos de éxito.

La ansiedad y la depresión son dos de los trastornos de salud mental más relevantes en la actualidad, afectando a millones de personas en todo el mundo. Estos trastornos no solo impactan la vida del individuo, sino también la dinámica de sus relaciones y su entorno. En este contexto, la terapia sistémica ofrece una perspectiva única al considerar al individuo como parte de un sistema interconectado, ya sea familiar, social o cultural.

Los principios sistémicos de interconexión, equifinalidad, causalidad circular y homeostasis son herramientas fundamentales en este enfoque. Cada uno de ellos ayuda a entender cómo las dinámicas relacionales contribuyen al desarrollo y mantenimiento de la ansiedad y la depresión, ofreciendo además estrategias específicas para intervenir y romper patrones disfuncionales. En este apartado exploraremos cómo estos principios pueden ser aplicados en el tratamiento de estos trastornos, brindando una guía tanto para profesionales de la salud mental como para personas interesadas en esta visión terapéutica sistémica.

El principio de interconexión establece que los elementos de un sistema están intrínsecamente relacionados, de modo que un cambio en un componente afecta a todo el sistema. En el contexto de la terapia, esto significa que la ansiedad o depresión de un individuo no puede ser comprendida sin considerar su entorno.

La equifinalidad sugiere que diferentes caminos pueden llevar al mismo resultado. En salud mental, esto implica que una persona puede desarrollar ansiedad o depresión debido a diversas experiencias (traumas, conflictos familiares, cambios laborales), lo que exige intervenciones personalizadas.

A diferencia de la causalidad lineal, que supone que A causa B, la causalidad circular resalta las interacciones recíprocas entre los miembros de un sistema. Por ejemplo, en una relación de pareja, o núcleo familiar, el aislamiento de uno de sus miembros puede generar mayor control por parte de otro, perpetuando un ciclo, en el que aparece la relación entre excluido y excluidor, o víctima y perpetrador.

La homeostasis se refiere a la tendencia de un sistema a mantener su equilibrio, incluso si este es disfuncional. En terapia, esto se traduce en patrones que, aunque dañinos, son difíciles de cambiar debido a la resistencia del sistema.

La interconexión en terapia sistémica permite identificar cómo las relaciones familiares, laborales o sociales contribuyen a los síntomas de ansiedad o depresión. Por ejemplo, un adolescente con ansiedad social puede estar reaccionando a las expectativas excesivas de sus padres, que generan una presión constante.

  • Genogramas: Mapas familiares que identifican patrones intergeneracionales.
  • Constelaciones Familiares sistémicas: Para explorar cómo los miembros de un sistema se organizan frente a los problemas.
  • Técnicas de comunicación: Que fomenten interacciones más saludables entre los miembros del sistema.

La equifinalidad ayuda a los terapeutas a evitar generalizaciones. Aunque dos pacientes sufren depresión, sus causas pueden variar ampliamente: uno puede haber perdido a un ser querido, mientras que otro enfrenta acoso laboral. Reconocer esto permite crear planes de tratamiento adaptados a las necesidades individuales.


Por ejemplo, si un paciente muestra síntomas de depresión debido a una relación conflictiva, el terapeuta podría enfocarse en mejorar la comunicación y establecer límites saludables, mientras que con otro paciente se trabajaría en el manejo del duelo o estrés laboral.

La causalidad circular es clave para entender los ciclos de retroalimentación en los sistemas humanos. En terapia, se busca identificar estas dinámicas y romperlas. Por ejemplo, en una familia donde la madre sobreprotege a un hijo ansioso, esto puede reforzar la dependencia del hijo, perpetuando la ansiedad.

  • Reconfigurar la narrativa: Cambiar la percepción de los miembros sobre su rol en el problema
  • Patrones de interacción: Observar cómo las acciones de cada miembro contribuyen al problema y diseñar nuevas formas de interactuar.

La resistencia al cambio es común en los sistemas humanos, ya que buscan mantener su equilibrio. En casos de ansiedad y depresión, los patrones homeostáticos pueden incluir dinámicas familiares disfuncionales. Por ejemplo, una familia puede minimizar los síntomas de un miembro con depresión para evitar conflictos.

  • Introduciendo caos funcional: Cambios controlados para desequilibrar un sistema y permitir su reconfiguración.
  • Fortaleciendo recursos internos: Ayudando al paciente a encontrar estrategias personales para salir del ciclo.

La aplicación de los principios sistémicos en contextos reales ofrece una visión clara de su efectividad. A continuación, se presentan dos casos prácticos que ilustran cómo estos principios pueden ser utilizados en el tratamiento de la ansiedad y la depresión.

María, una mujer de 35 años, acude a terapia por episodios recurrentes de ansiedad que interfieren con su vida diaria. Durante las sesiones, el terapeuta identifica que su ansiedad está vinculada a una relación tensa con su madre, quien ejerce un control excesivo sobre ella.

  • Interconexión: El terapeuta explora cómo las expectativas de la madre afectan a María y cómo estas expectativas están influenciadas por experiencias familiares pasadas.
  • Causalidad circular: Se identifican patrones como el control excesivo de la madre, que aumenta la ansiedad de María, lo que a su vez refuerza la necesidad de control por parte de la madre.
  • Homeostasis: El sistema familiar ha establecido un equilibrio disfuncional, donde la ansiedad de María cumple el rol de mantener la conexión entre ambas.
  • Intervención: El terapeuta introduce técnicas para mejorar la comunicación entre madre e hija, establecer límites saludables y fomentar la autonomía de María.

Luis, un hombre de 40 años, presenta síntomas de depresión tras varios años en una relación de pareja conflictiva. Durante la terapia, se descubre que ambos miembros de la pareja contribuyen a mantener un ciclo de críticas y distanciamiento emocional.

  • Equifinalidad: La depresión de Luis no solo es resultado de la relación, sino también de su historia personal, incluyendo un modelo familiar basado en la falta de expresión emocional.
  • Causalidad circular: Las críticas de su pareja refuerzan el retraimiento emocional de Luis, lo que a su vez genera más críticas.
  • Intervención: Se trabajan ejercicios de escucha activa y validación emocional, además de remarcar las expectativas de la relación para fomentar el apoyo mutuo.

El enfoque sistémico presenta varias ventajas sobre otros modelos terapéuticos al abordar la ansiedad y la depresión:

En lugar de centrarse únicamente en los síntomas, la terapia sistémica busca identificar las raíces de los problemas en las dinámicas relacionales, permitiendo una comprensión más completa.

Gracias a la equifinalidad, el terapeuta puede adaptar las intervenciones a las necesidades específicas del paciente, considerando no solo sus experiencias individuales, sino también el impacto de su sistema.

Al trabajar con patrones relacionales y no solo con el individuo, los cambios tienden a ser más duraderos, ya que afectan al sistema en su conjunto.

Los principios sistémicos son aplicables en terapia individual, de pareja, familiar o incluso grupal, lo que amplía su alcance y utilidad.

La terapia sistémica, basada en los principios de interconexión, equifinalidad, causalidad circular y homeostasis, ofrece un enfoque poderoso y efectivo para tratar la ansiedad y la depresión. Al comprender al individuo dentro de su sistema, se abren nuevas posibilidades para identificar patrones disfuncionales y fomentar cambios positivos que beneficien no solo al paciente, sino también a su entorno. Este enfoque holístico, dinámico y adaptable representa una herramienta esencial para los terapeutas que buscan abordar estos trastornos de manera integral y sostenible.

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